Apararto para dorar píldoras. Fuente: www.ucm.es |
Muchas veces nos vemos en la necesidad de dar una mala noticia a otra
persona e intentamos “maquillar” la información para hacerla más bonita y no
tan dramática, es decir, intentamos minimizar al máximo el impacto negativo de
la noticia o el perjuicio que pueda causar a la persona que la recibe para que
sea más fácil de sobrellevar. Veamos algunos ejemplos:
1) El jefe de una empresa le dice a un empleado que esta despedido pero se
lo dice de tal manera que el impacto de esta noticia sea menor, por ejemplo
diciéndole que la empresa no quiere despedirle pero que está pasando por un mal
momento económico y que es casi seguro que volverán a llamarlo en poco tiempo
porque es un buen trabajador.
2) Entregas tu currículo a una empresa y no te seleccionan para un puesto
pero te dicen que tu currículo es muy bueno y que estuviste muy cerca de ser
elegido para el trabajo y que cuando tengan otra vacante te llamarán.
3) Muere algún familiar y en vez de dar la noticia de la muerte decimos que la persona está muy grave y que quizá no sobreviva o que "por fin va a descansar de su sufrimiento".
En todos estos casos decimos que estamos "dorando la píldora", es
decir dando una mala noticia de una manera más suave y dulcificada, para evitar
herir a la persona que nos escucha.
"Dorar la píldora" es un arte en el que los políticos son
expertos ya que continuamente vemos como manipulan, desvían o
matizan la realidad de tal manera que los ciudadanos piensen que las cosas van
bien o están mejorando, cuando en realidad van mal.
Esta frase
también se usa en el sentido de convencer a alguien para obtener algún favor o
beneficio (a veces con consecuencias negativas para esa persona) planteándoselo
de manera que no despierte sospechas y haciéndola parecer más positiva de lo
que realmente es.
La expresión tiene su origen en el hecho de que antiguamente muchos
medicamentos recetados por los médicos eran preparados en las farmacias o
boticas. En general los medicamentos incluían sustancias o compuestos que
tenían sabores amargos o desagradables, sobre todo para los niños. Muchos
medicamentos se administraban a modo de píldoras o pastillas y, para mitigar los
sabores amargos o desagradables, los boticarios (o farmacéuticos) acostumbraban
a cubrirla con tintes o alguna sustancia de sabor dulce para mejorar su aspecto
y hacerlas más agradables al paladar y que no causaran asco a quien las tomara.
Incluso muchos medicamentos eran revestidos con metales (oro y plata) lo que
los hacía aún más atractivos. El proceso de cubrir las píldoras con una fina
capa de oro (dorarlas) se realizaba introduciendo las píldoras en una esfera
hueca en la que previamente se habían colocado algunos paneles de oro (o en
algunos casos plata). La esfera se hacía girar mediante una
manivela hasta conseguir que las pastillas estuviesen recubiertas por una
delgada capa metálica uniforme. Con el tiempo el pueblo adoptó esta
expresión en el sentido de endulzar algo (una noticia, un hecho) para hacerlo
más fácil de asimilar (o tragar en sentido figurado).
Fuentes:
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